Nuestro cuerpo es el «chivato» que nos indica que algo no está bien. Las emociones pueden ser un desencadenante.

Nuestro cuerpo se expresa a través de su funcionamiento pero nadie nos ha enseñado a escucharle con atención para interpretar lo que nos quiere decir.

Cuando sentimos algún dolor, nos está poniendo en aviso de que hay algo que debemos trabajar, cambiar, expresar, soltar… debemos ser conscientes y preguntarnos si es por algo externo o si por el contrario es algún asunto interno que debamos resolver.

Al escuchar y atender a nuestro cuerpo, veremos que la manera de afrontar y vivir los acontecimientos que nos rodean está directamente relacionada con nuestras emociones.

¿Qué emociones se relacionan directamente con qué órganos?

Hígado: órgano encargado de descomponer, almacenar y reconstruir la materia. Es el que alberga la ira, la rabia y el odio. Se produce un sabor amargo porque sube la bilis, ojos enrojecidos, vértigo y especialmente dolores de cabeza.

Pulmones: son los encargados de inspirar (primer contacto con la vida) y de expirar (último contacto con ella). Las dificultades o enfermedades respiratorias o pulmonares están directamente relacionados con nuestra capacidad de comprender y aceptar la vida tal y como es. Las emociones que se relacionan con los pulmones son la tristeza, melancolía, o la depresión.

Estómago: es el encargado de “digerir” en todos los aspectos, es decir, tanto los alimentos como las ideas. Es la asimilación de nuestras experiencias. Las afecciones relacionadas con el estómago son la expresión de  un miedo a no ser capaz de digerir o asimilar lo nuevo. Suele acompañarse de una incertidumbre prolongada, y sentimientos o pensamientos fatalistas.

Páncreas: rechazo, enfado, frustración ante la vida o ante un acontecimiento que se prolonga en el tiempo. Preocupaciones excesivas. Amargura

Riñones: emocionalmente se relacionan con el miedo, la crítica, la decepción, el fracaso y la vergüenza. En nuestros riñones es donde se almacenan los temores resultantes de traumas.

Bazo: retiene los fracasos y la excesiva preocupación. Tendencia a las obsesiones.

Corazón: representa el amor y la seguridad. Cuando no podemos expresar los sentimientos, cuando hay falta de amor, de alegría, egoísmo… su funcionamiento se altera. Cuando hay problemas emocionales no resueltos, el corazón se endurece y se entrega al estrés.

Vesícula biliar: Es el precursor a tener problemas cardíacos, y resulta dañado por el temor a la pérdida, la ansiedad ante el futuro y todas las tensiones resultantes de una falta de confianza en la vida.

Glándula Tiroides: problemas de hiper/hipo tiroidismo tiene una relación directa con la humillación  (no puedo hacer lo que quiero). Con una sensación de ser dejado de lado, de no contar para nadie.

Glándula Timo: importantísima porque es la que gobierna nuestro sistema inmunológico. Es la que genera las células de defensa. Cuando hay un mal funcionamiento y somos tendentes a “coger” todo lo que hay en el ambiente, significa que tenemos la sensación de ser atacados por la vida. El timo se encoge y se agranda en función de las emociones que tengamos.

Espalda: es el apoyo de la vida.

  • problemas en las cervicales, representa una incapacidad de fluir con la vida, falta de confianza y de convicción de las decisiones propias.
  • problemas en las dorsales. Culpa. carga y estancamiento en el pasado.
  • problemas en las lumbares. Falta de apoyo económico, miedo a lo relacionado con el dinero y las posesiones materiales.

Intestino Delgado: los trastornos en este órgano están directamente relacionados con la incapacidad de absorción y retención de todo lo bueno que nos proporciona la vida. Rechazo de situaciones.

Intestino Grueso: en este caso los trastornos están relacionados con el NO dejar ir y soltar lo pasado, lo viejo. Miedo a dejar ir las cosas del pasado, miedo a la pérdida.

¿Cómo ayuda la terapia?

La Reflexología podal puede ayudar a liberar y desbloquear poco a poco emociones enganchadas que están dando la cara a través de un dolor en alguna parte de nuestro cuerpo. Esto no quiere decir que no se deba trabajar de la mano de la medicina o de otras terapias, sino que en numerosas ocasiones se trabaja la dolencia de manera aislada y puede que la causa que lo produzca sea emocional y haya que empezar el trabajo desde ahí.