Si trabajamos a lo largo del año con Reflexología, podemos obtener una mejora notable llegado el período de máxima exposición.

Introducción y definición

La alergia es una respuesta inadecuada del sistema inmunitario del organismo a una substancia que no suele ser dañina.

El sistema inmunológico posee anticuerpos de diferentes calidad y función, que se encargan de preservar la salud del cuerpo. Entre sus funciones está la de detectar y destruir células generadas por nosotros mismos y que poseen alguna falla genética, como las células cancerosas, cuya proliferación se encarga de impedir el sistema de defensas. Cuando el médico interior se queda dormido y no se ocupa de exterminar al invasor, las células anómalas se reproducen sin límite e invaden y devastan el territorio corporal.

Un sistema de defensas pobre en recursos hace que la persona sea propensa a enfermar habitualmente de múltiples y variados desórdenes. Un ejemplo claro de desajuste del sistema inmunológico lo observamos en las alergias, en las cuales el sistema inmunológico tiene una respuesta exagerada respecto del estímulo externo.

¿Cómo actúa la terapia?

Desde la Reflexología podemos anticiparnos a los procesos alérgicos antes de que llegue la primavera o épocas donde la flor sea el agente externo que provoque la alergia. Además con esta terapia podemos paliar los síntomas y mejorarlos desde el primer día cuando la reacción alérgica está en pleno apogeo.

Los órganos que vamos a trabajar más en profundidad, sin olvidar que el cuerpo es un TODO, serán todo el sistema respiratorio, linfático y el endocrino ya que algunas de las glándulas que componen dicho sistema generan en el cuerpo compuestos que nos ayudan a combatir y ayudan al sistema inmunológico.

Esta terapia ha existido desde el año 2500 a.C., cuando los egipcios ya mostraron tales conocimientos a través de pinturas arqueológicas