Aceptar lo que nos ocurre es el primer paso para poder cambiar. Todo cambio trae con él una serie de emociones, de síntomas físicos que nos incomodan…

Todos en alguna ocasión hemos tocado fondo, hemos querido romper con todo y empezar de cero. El problema es que empezar de cero provoca miedo, vértigo, incertidumbre y no queremos salir de la zona de ‘confort’ porque aterra la idea y nuestra cabeza empieza con los famosos ‘y si…’.

Aceptar para cambiar

El primer paso para el cambio es la aceptación. Pero, ¿por qué la aceptación? Quizás porque detrás de cada cambio, existe un problema o algo que queremos dejar atrás. Pero si no lo aceptamos, raramente podremos cambiarlo. Cuando nos resistimos o negamos de manera activa a nuestros pensamientos o sentimientos, éstos pueden adquirir una mayor relevancia, debido a que al ejercer un esfuerzo real por no pensar en ello o por intentar que desaparezcan, estamos potenciando que ocupen un espacio en nuestra mente que los haga reaparecer constantemente. Por eso el primer paso para cambiar es aceptar el pasado, aceptar lo que nos sucedió, aceptar el problema. La idea no es escapar del problema, al contrario, enfrentarnos de una manera más madura.

¿Qué es y qué no es Aceptar?

Aceptar no es perder, no es fracasar, todo lo contrario, aceptar es ‘soltar’, ‘dejar ir’, dejar que el universo ponga cada cosa en su sitio y en el momento que corresponda. Las personas queremos soluciones y respuestas YA y eso es lo que nos crea frustración, agobio, ansiedad y lo que no nos deja llegar a una situación de ‘abandono’, entendiendo abandono como una aceptación aunque sea por agotamiento de luchar contra algo que por mucho que insistamos, se colocará cuando corresponda,

¿Cómo acompañamos y ayudamos los reflexólogos?

Nosotros, los reflexólogos, ayudamos a los pacientes a bajar ese nivel de ansiedad, de estrés, de agobio por querer obtener soluciones y respuestas inmediatas. OJO no damos la solución, ni tenemos una ‘varita mágica’ que cambie el funcionamiento de nuestro pensamiento hacia la situación conflictiva o perturbadora del momento. 

El sistema nervioso, tal y como he comentado en entradas pasadas, es un sistema que responde de una manera prácticamente inmediata y fantástica a los tratamientos de reflexología. Relaja y anestesia las terminaciones nerviosas de modo que, desde ese estado de quietud y de calma, somos capaces de afrontar y asumir los acontecimientos que vivimos.

No obstante, este sistema con un trabajo minucioso de todos los órganos involucrados en él, más el resto de sistemas del cuerpo humano hará que consigamos un equilibrio corporal que conlleva un equilibrio emocional; porque recuerda que somos un todo y una suma de cuerpo, mente y alma.